Mucho no es la palabra adecuada. No lo es porque se puede querer a alguien mucho pero no bien. Amar es algo que se tiene que aprender y se aprende primero amándose a uno mismo y después amando a los demás.
Se puede querer mucho a una persona y sin embargo reflejar nuestras inseguridades en ella; se puede querer mucho a una persona y hacerla sentir muy mal cuando no hace lo que nosotros queremos; se puede querer mucho a una persona y herirla cada vez que no estamos de humor. Se puede querer mucho a una persona y no reflejarlo.
Por eso nosotros pensamos que la clave esta en querer bien. Que cada enfado, cada risa, cada momento tenso y cada abrazo, cada llanto y cada discusión se den, pero de den desde un respeto máximo hacia la otra persona.
Porque querer o amar no significa poseer sino compartir y compartimos aquello que la otra persona nos da. No tenemos ningún derecho sobre ella excepto los que ella misma nos otorga. Y entonces, una vez que queremos bien a una persona, podemos pasar a quererla cuanto deseemos.
¿Y vosotros, queréis bien?